A partir del 1 de noviembre, una nueva reforma tributaria entra en vigor en Colombia, y con ella, el impuesto a los alimentos ultraprocesados y a las bebidas azucaradas. Esta medida tiene como objetivo desincentivar el consumo de productos que, en muchos casos, han sido relacionados con problemas de salud como la obesidad y enfermedades crónicas. Sin embargo, esta decisión fiscal tendrá un impacto directo en el bolsillo de los consumidores, ya que se espera un aumento significativo en los precios de estos alimentos.
En cuanto a la comida chatarra, este impuesto se aplicará únicamente a aquellos alimentos que contengan una cantidad de sodio mayor a un miligramo y menor o igual a 300 miligramos. Además, los productos con un contenido de grasas saturadas igual o superior al 10% también estarán sujetos a este impuesto. La tarifa inicial será del 10% sobre el precio de venta final, y se espera un incremento gradual en los próximos años: un 15% para el próximo año y un 20% para 2025.
A continuación, presentamos una lista de algunos de los alimentos que estarán sujetos a este impuesto y que experimentarán un aumento en sus precios a partir de noviembre:
- Productos de panadería o pastelería, a excepción de aquellos cuyos ingresos brutos sean menores de 10,000 UPV (Unidades de Valor Tributario).
- Embutidos o productos similares a la carne. Esto incluye preparaciones alimenticias que tengan como base los embutidos, con excepción de la butifarra, el salchichón y la mortadela.
- Productos a base de cereales. Este impuesto afectará a los cereales, excepto el maíz, así como a otros elementos procesados para su comercialización.
- Mermeladas, pastas o purés de frutas. Incluso aquellos productos que se obtienen a través de la cocción de frutas y que contengan azúcar u otros elementos serán gravados.
Esta medida fiscal, aunque busca promover elecciones alimenticias más saludables, tendrá un impacto directo en los ciudadanos que consumen regularmente este tipo de productos ultraprocesados. A medida que los precios aumenten, los consumidores podrían sentir una presión adicional en sus bolsillos. Es importante recordar que el impuesto no solo afecta a los productos en sí, sino que también influirá en la decisión de compra de los consumidores, al hacer que los alimentos más saludables sean una opción más atractiva desde el punto de vista económico.
Este cambio en la tributación de alimentos procesados y su impacto en la economía de los consumidores pone de manifiesto la importancia de las políticas fiscales en la promoción de una alimentación más saludable y en la lucha contra enfermedades relacionadas con la mala alimentación.
La medida tiene como objetivo incentivar un mayor consumo de alimentos frescos y nutritivos, reduciendo así los riesgos para la salud pública. Sin embargo, los ciudadanos deberán adaptarse a estos cambios y considerar opciones más saludables para mantener un equilibrio en su dieta y presupuesto.