Un reciente estudio ha arrojado luz sobre los efectos del uso prolongado de teléfonos inteligentes en el funcionamiento cognitivo, la memoria y la reacción. Los resultados, publicados en Psychiatry Research: Neuroimaging, revelan que el abuso de estos dispositivos puede disminuir la actividad cerebral en áreas asociadas con el control cognitivo y las funciones ejecutivas. Este hallazgo plantea cuestiones relevantes en torno a la adicción a la tecnología y sus implicaciones neurológicas.
La investigación, que incluyó a 39 participantes sin enfermedades neurológicas o mentales, seleccionados según su grado de adicción a los teléfonos inteligentes, dividió a los sujetos en dos grupos: usuarios excesivos y un grupo de control. Cada individuo fue sometido a pruebas y evaluaciones para medir su nivel de adicción a los dispositivos móviles y su estado de salud mental.
Empleando imágenes de resonancia magnética (MRI) durante tareas cognitivas que evaluaban la atención, la memoria y la respuesta a estímulos, los investigadores pudieron identificar patrones neuronales específicos relacionados con el abuso de los teléfonos inteligentes.
Los resultados mostraron que el grupo que hacía un uso excesivo de estos dispositivos presentaba una actividad notablemente inferior en el lóbulo frontoparietal del cerebro, área crucial para la atención y el control de los impulsos. Esta disminución de actividad neuronal se correlacionó con mayores puntuaciones en la escala de adicción a los teléfonos inteligentes, especialmente en aspectos como el tiempo dedicado a su uso y los deseos compulsivos de usarlos.
Los patrones neuronales identificados se asemejan a los observados en otras formas de adicción, lo que sugiere posibles similitudes en las bases neuronales de distintos tipos de adicciones, ya sean a sustancias o a dispositivos tecnológicos.
Sin embargo, el estudio tiene limitaciones, incluyendo el tamaño de la muestra y la demografía específica de los participantes (adultos jóvenes), lo que podría afectar la generalización de los resultados. Además, la investigación no permite concluir si el abuso de teléfonos inteligentes causa estos patrones neuronales o si la presencia de estos patrones influye en la formación de la adicción. Futuros estudios serán necesarios para profundizar en esta relación y determinar si estos cambios neuronales son reversibles o permanentes.
Por otro lado, un estudio previo sugiere que el uso moderado de teléfonos inteligentes puede tener beneficios. Según esta investigación, los niños que limitan el uso de sus dispositivos tienen menos dificultades para prestar atención en clase, lo que podría impactar positivamente en su rendimiento académico.
Estos descubrimientos subrayan la complejidad del impacto de los teléfonos inteligentes en el comportamiento humano y la necesidad de investigaciones continuas para comprender mejor su influencia en nuestra cognición y funciones neuronales.
